El consumo de croquetas congeladas ha crecido un 13% en los últimos cinco años

El consumo de croquetas congeladas en los hogares ha crecido un 13% en los últimos cinco años, alcanzando las 15.126 toneladas, de acuerdo con la Asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados (ASEFAPRE).

Aunque las variedades más populares continúan siendo las de jamón, pollo y bacalao, existen versiones cada vez más sofisticadas, como las de erizo y alga Kombu elaboradas con leche fresca, las de boletus edulis, o las de guiso de ternera con cerveza negra. Asimismo, la industria de platos preparados también ha desarrollado opciones para quienes siguen dietas específicas, ya sea sin gluten, sin lactosa o 100% vegetales.

“Su versatilidad han convertido a las croquetas congeladas en una delicatessen al alcance de todos los hogares, y su comodidad a la hora de servirlas permite que puedan disfrutarse en cualquier comida, ya sea como acompañamiento o como plato principal, convirtiéndose en una apuesta segura en la mesa”, señala Álvaro Aguilar, secretario general de ASEFAPRE.

Cocina de aprovechamiento.
Las croquetas son uno de los platos de aprovechamiento por excelencia, gracias a que su base de bechamel permite incluir, de una forma creativa, numerosos ingredientes que se emplean en diferentes elaboraciones culinarias, reutilizándose para conseguir nuevos sabores y contribuyendo a reducir el desperdicio alimentario.

Las croquetas son, por tanto, un plato flexible y creativo, ideal para todo tipo de gustos, pero prepararlas es todo un arte culinario. Su elaboración tradicional requiere de cierta habilidad, dado que es necesario hacer la bechamel, dejarla reposar, formar las croquetas, empanarlas y freírlas. Para quienes no tienen tiempo o ganas de cocinar, las croquetas congeladas ofrecen una solución práctica, al estar listas en pocos

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