Siete de cada diez consumidores españoles se muestran pesimistas sobre la actual situación económica
El 94% de los consumidores españoles ha notado un cambio en los precios con un mayor impacto en productos de alimentación y hogar
La mayoría de los españoles se muestra pesimista sobre la actual situación económica. Así lo manifiesta un 67% de los consumidores de nuestro país mientras que un 42% expresa también una visión negativa sobre la recuperación económica a futuro, con una creciente preocupación sobre la inflación, la guerra en Ucrania y el desempleo, según las conclusiones del nuevo informe de McKinsey & Company “El pulso del consumo 2022” (Consumer Sentiment 2022). Este porcentaje supone un aumento del pesimismo en un 25% en comparación a los datos de octubre de 2021, cuando un 17% de los españoles declaraba no confiar en la recuperación económica.
Según el estudio, basado en más de 5.000 encuestas en cinco países europeos (Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y España), los españoles son los consumidores más pesimistas en cuanto a la valoración de la economía, por delante de Italia (63%), Reino Unido (61%), Francia (58%) y Alemania (55%). En el otro extremo está el 14% de los consumidores en España que se muestra optimista acerca de la recuperación económica, un porcentaje que queda lejos del 33% expresado en octubre del 2021.
Para el 47% de los consumidores en nuestro país, el alza de los precios es la principal fuente de preocupación, un sentimiento homogéneo entre todos los grupos de edades y niveles de ingresos. Este sentimiento se sitúa tres puntos porcentuales de la media europea (44%), entre la que destacan los consumidores británicos como los más preocupados por las oscilaciones de los precios (60%).
Asimismo, dos de cada diez consumidores españoles (21%) expresa el temor a la posible escalada de la guerra en Ucrania, la preocupación especialmente notable en las generaciones de mayor edad (29% de los baby boomers) en contraste con las generación Z (16% de los nacidos en 1997 en adelante). Desde perspectiva europea, la invasión rusa de Ucrania preocupa en mayor medida a los alemanes e italianos, 34 y 32% respectivamente, y en el otro extremo está Reino Unido con un 15% de los consumidores británicos señalando la guerra como una de las razones de inquietud.
Por otro lado, el desempleo preocupa a un 14% de los consumidores españoles, (más del doble de la media europea que se sitúa en un 7%) siendo una tendencia más acusada entre las edades más jóvenes (20% en la generación Z) y menos notable entre rangos mayores de edad (6% de los baby boomers). En menor grado, los consumidores españoles siguen apuntado su preocupación por la pandemia (7%, un punto porcentual por debajo de la media europea) y señalan también el cambio climático como una fuente de preocupación de este año (3% en España versus 5% de media en los cinco países europeos analizados).
Detrás de las visión negativa de los españoles sobre la economía se encuentran también razones como la interrupción de suministro de gasolina (46%), el alza de los tipos de interés (28%) junto con la escasez de la energía (24%) y los alimentos (24%). “La disrupción de la cadena de suministro y la actual crisis energética están desencadenando una caída generalizada de la confianza de consumo en Europa, según nuestro análisis. Ese sentimiento negativo hacia el estado actual de la economía se extiende en todos los rangos de edad y niveles de ingresos”, apunta Ignacio Marcos, socio senior en McKinsey & Company que lidera el área de consumo en España y Portugal. “La preocupación por la escalada de los precios está siendo muy notable para los consumidores españoles con un efecto directo sobre el gasto. Dos tercios de los españoles están reaccionando al aumento de precios buscando principalmente alternativas más baratas de productos o tiendas, u optando por marcas blancas”, añade.
Las oscilaciones en los precios desencadenan consumo más responsable e impulsan búsqueda de ahorro en la cesta de compra
Según la encuesta, casi todos los consumidores españoles (94%) han percibido un cambio en los precios de los bienes de consumo. Esta percepción es particularmente alta en alimentación donde un 95% de los consumidores nota la subida de precios, seguida por las categorías como alimentación para mascotas (80%), artículos para el hogar (80%) y cuidado personal (77%). Además de cara a futuro, el 62% de los consumidores españoles teme que los precios seguirán subiendo en los próximos 12 meses.
Ante la inflación en los productos de consumo, los españoles reaccionan recortando el gasto y optando por marcas o productos más baratos y un 39% de los consumidores confiesa haber ajustado su estilo de vida debido a la subida de los precios. En este sentido, la mayoría de los consumidores (56%) declaran ser más conscientes del uso de la energía en el hogar, y el 34% afirma haber cambiado su modo de transporte para ahorrar gasolina o dinero.
A propósito del gasto de los españoles, Carlos Sánchez, socio de McKinsey & Company, comenta que “el fenómeno de la contención del gasto se reproduce en casi todas las generaciones de modo similar, prácticamente el 50% de los consumidores de todas las franjas de edad planean comprar menos si los precios siguen subiendo, aunque la preocupación por la inflación es más notable en generaciones más mayores que entre los más jóvenes. Un 82 por ciento de los boomers – los que hoy tienen más de 56 años- muestran la preocupación por la subida de los productos básicos versus 68 por ciento de los representantes de generación Z”.
En relación a la compra de alimentación, que destaca como el sector con mayor percepción de subida de precios, tres cuartos de los consumidores españoles (75%) dicen haber cambiado sus hábitos de compra en las últimas cuatro a seis semanas. La mitad de los españoles (50%) probaron una marca blanca, el 30% cambió de marca, y el 26%declara haber cambiado de tienda o retailer.
Para la mitad de los consumidores españoles (50%) que probaron una nueva marca, los objetivos eran conseguir una mejor relación calidad-precio y un precio más bajo. Ambas razones son igualmente importantes para la elección de un nuevo retailer. Dos tercios (65%) de los consumidores españoles dicen que cambiaron de marca o adquirieron marca blanca de menor precio en las categorías de productos del hogar, snacks y confitería; mientras que más de la mitad (56%) lo hicieron en productos lácteos, alimentos congelados y refrescos.
Al mismo tiempo, a medida que aumenta el gasto en productos esenciales, los consumidores ahorran menos y gastan menos en artículos discrecionales no relacionados con la alimentación. En esta línea, un 31% de los consumidores dicen haber cambiado a una marca low-cost ante las subidas de los precios en moda y cuidado de la piel o maquillaje. En cuanto a la intención de gasto a futuro, las categorías más afectadas son joyería, accesorios y decoración de hogar o muebles con un 51, 43 y 41% de consumidores, respectivamente, que prevé gastar menos en estas categorías en las próximas semanas.