El consumo de churros congelados aumenta un 33,4%
Desayunar o merendar una taza de chocolate con churros es todo un clásico de nuestra gastronomía
Una tradición cuya popularidad ha crecido notablemente en el último año, cuando el consumo de churros congelados en el hogar creció un 33,4%, alcanzando las 3.191 toneladas, según revela la Asociación Española de Fabricantes de Platos Preparados (ASEFAPRE) [1].
De acuerdo con Álvaro Aguilar, secretario general de ASEFAPRE, uno de los motivos de este auge se encuentra en “el aumento del tiempo de permanencia en el hogar durante el último año, que ha facilitado que se desarrollen más actividades en familia. En este sentido, los churros congelados resultan una opción deliciosa para acompañar una tarde de merienda en casa”.
Como ocurre con una gran cantidad de platos tradicionales, el origen de este popular dulce es incierto, y existen múltiples teorías acerca de su lugar de nacimiento. Hay quienes aseguran que los churros fueron exportados desde China —donde se les denominaba youtiao, es decir, palos fritos de pan— hasta Europa por los portugueses, que los adaptaron a su gusto añadiendo azúcar y cambiando su forma original por la textura estrellada que conocemos actualmente. Sin embargo, también se ha especulado con que su origen está en España, donde los pastores idearon esta receta como un delicioso sustituto al pan fresco.
Sea como fuere, a pesar de que sus ingredientes son tan comunes como la harina, el agua, la sal o el aceite, elaborarlos requiere de mucha pericia, además de elementos adicionales, como una churrera.
Para que podamos disfrutar de unos deliciosos churros recién hechos de una manera rápida y sencilla, el sector de platos preparados innova para ofrecer múltiples variedades —desde los clásicos churros de lazo o de palo, hasta las opciones pensadas para los más golosos, como es el caso de aquellos rellenos de chocolate—, que se adaptan a los paladares de todos los miembros de la familia para contribuir a crear una tarde de invierno perfecta.